domingo, 3 de junio de 2012

9:25

Es ese caminar trasegado, no muy largo, pues no llevo mucho andando. En estos momentos, y de un tiempo para acá, mi vivir no ha sido igual, tendemos a comparar las cosas, y comparar éste semestre con el anterior es observar un poco cómo el deseo y el arriesgar altera tus emociones. Con esto anterior, reaparece también un pensamiento que he tenido, y es el de dividir nuestra vida en como los demás no la dividen, como la sociedad no la divide, para éste caso la forma en que la Universidad divide mi vida: en un semestre de estudio, uno de vacaciones y otro segundo semestre del año. Llevo un gran tiempo sin escribir, vagando entre letras, escondiendo pero a la vez expresando mis sentimientos, pero por últimas negando los textos, acabando con ellos; y es que alterar tus emociones en este mundo, aunque no lo queramos así, depende del mundo exterior. Aquel deseo que tienes que depende en el mundo material, esa persona que amaste y ya no está, esa falta de cariño, de amistades, de caricias, de sonrisas, de sexo, de quién sabe cuántas cosas más. Recuerdo que hace unos días, finalizando ese terrible ajetreo que me codifica como un ser activo en esta sociedad en movimiento, yo me sentía estancado. Tan enclaustrado, querer salir con amigos, tener una pausa para sentarse a llorar, si quiera pensar… entregué un trabajo tarde a un profesor, llegué hasta Rosales con poco dinero, con un sentimiento de querer ir a la deriva y poder ver si mi vida se movía un poco, no en el mundo social, sino yo en mi interior moviéndome. Dejé el trabajo con dos notas al final de las páginas: “Uno se puede trepar en el árbol, pero ése árbol tiene muchas ramas, y a su vez esa rama tiene muchos frutos”… algo pendejo que escribí tratando de hacerle entender al profesor que el trabajo me había causado mucho esfuerzo pues en la inmensa historia de ése particular edificio, habían cientos de hechos y circunstancias que me habían frenado momento a momento. Mmmm algo que hice simplemente creyendo en la educación humana, espero la frase haya resonado un poco en la cabeza de éste buen hombre. Salí de allí queriendo encontrar otra vez esos colores vivos que me pintaban los días, esos olores intensos, ese sentimiento de aquellos días que era hermoso. Afortunadamente sospeché desde que inició el día que el dinero en mis bolsillos no alcanzaría, y efectivamente así sucedió. Fue entonces como decidí caminar a casa, si caminamos grandes distancias en las ciudades que visitamos, ¿por qué no caminar por la mía? De todo pasó en el camino, hubo sonrisas lindas, parejas peleando, parejas amándose, niños corriendo, buses compitiendo, picadas de ojo de niñas, picadas de ojo de hombres, intentos de robo, etc. Ver esa vida afuera era pensar un poco en que la vida va más allá de quedarse estudiando como si la formación total de una persona fuera ello. ¿Qué acaso la experiencia no tiene su parte? salir a ver colores, tener contacto con la gente, enterarse de historias, culturas, mitos, perderse entre los edificios, entrar a un lugar por casualidad, ¡sorprenderse con los cinco sentidos de algo real! Que triste es no poder hacer lo que queremos, pero también pienso que en los esfuerzos está el buen mañana… al final todo termina siendo un equilibrio, un poco de esto y de aquello. 03/06/12

No hay comentarios:

Publicar un comentario